Basado en: El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde ( Stevenson)
El viejo doctor Jekyll, amante de las ciencias y de los fármacos, se encontró en soledad bebiendo compulsivamente su fórmula mágica.
Jekyll soñó embriago entre pasiones, odios y visiones. Soñó ser otro, otro excitado, erótico y violento.
Su pócima lo transformaba en una imagen primitiva de sí mismo al cual él mismo la bautizo como Mister Hyde.
Es sabido que con el nacimiento de Mister Hyde el doctor Jekyll poco a poco protagonizó una extraña desaparición, sus palabras ya no fueron las mismas, su moral cambió de curso, sus seres queridos heridos por los malos tratos se transformaron solo en sombras. Algo pasaba en él....
Mister Hyde desconociendo la vida de los otros seres, se permitió liberar su temible bestia, se permitió robar, agredir, matar y vivir sin culpa alguna.
Con el tiempo Jekyll tomó pócima tras pócima sin medida ni intervalos, cargado de furia y de violenta excitación.
Pero hubo un día, un día en especial que, entre sombras y dispersos destellos de luz y sin intención alguna, ese hombre se encontró parado frente a un turbio espejo, y en ese breve instante casi pudo verse a sí mismo. Poco quedaba del doctor Jekyll en esa monstruosa imagen, atrás quedaban sus pacientes, su universidad, su doctorado, su familia y sus amores.
Ahora Mister Hyde no tolera los espejos, ya no quiere verse. Su única necesidad es la de saciar esa insistente sed. Su única necesidad es la de consumir esa irresistible pócima creada por un hombre muerto ya hace tiempo... un tal doctor Jekyll.
Esta hermosa metáfora que nos regala Stevenson, nos permite jugar con las palabras acercándonos a una de las patologías más severas de nuestros tiempos “la adicción“
Paradójicamente el adicto poco tiene que ver con los textos las palabras y las metáfora. Para él el actor principal de su escena cotidiana es la compulsión a consumir y en ese consumir consume su propia existencia y la de sus seres queridos. Un adicto usa pocas palabras y muchos actos. Es claro que estos actos son violentos para su familia, la cual es tomada como rehén de su cruel enfermedad.
Entonces ¿Cómo ayudar si no escucha? Fomentando el pensamiento critico, ayudando que el enfermo no sea el centro del universo, estableciendo que la vida continua a pesar de su adicción. Creando limites, lo que se puede lo que no, lo tuyo, lo mío, lo de otros ,el tiempo el espacio, el dinero. Un adicto vuelve su interés en sí mismo y su mundo solo gira en torno a su adicción , sus palabras pierden fuertemente el sentido están vacías de contenido. Muchas veces se escucha que –Me miente – Cambia de opinión -No piensa lo que dice y finalmente se violenta.
Mister Hyde transita nuestras ciudades, padece de un dolor que expresa de la peor manera
¡Agrediéndose! Y ¡Agrediendo salvajemente!
Pero es válido pensar que para el mismo y para los que lo acompañan en la vida, existe una posible cura. Cura que no es ninguna formula mágica ni fármaco salvador... la cura esta vez viene tumbando silencios. La cura esta vez viene de la mano de las palabras.