Lejos estamos de la fantasía de un mundo feliz. Pareciera que nadie con respeto a si mismo puede plantear, hoy por hoy, un plan global para que el mundo sea la tierra de la alegría. Vemos repetidamente como las ideas de dominación, censura y exterminio del otro diferente, perduran a través de los siglos. El reconocimiento del otro diferente, en caída con la supremacía del yo, es una lucha interior que habita en el inconsciente de cada sujeto y que se manifiesta en su vida cotidiana de diferente forma. Esta lucha ancestral se proyecta en la historia de la humanidad con diferentes actos incompresible de violencia extrema.
Pero la dominación y el control, es la fantasía del perverso y un perverso nos genera fácilmente sino nuestro mundo sería muy incómodo de transitar. El perverso procura cambiar la realidad ante tus ojos. Manipula el discurso, plantea fines loables para ocultar sus verdaderos intereses. Al perverso no la agradan los análisis, ya que le encanta los creyentes cuanto más ciegos mejor, cuanto más radicalizados mucho mejor. El perverso crea ambientes de terror y te inspecciona para que cumplas con los patrones establecidos. Pretende que solo se transite por la senda trazada por él. Se habla solo lo adecuado, sino hay represaría, se consume solo la verdad del líder. Un iluminado que utiliza una gama de manipulaciones para que nuestros cerebros no sufran la exigencia de haber sido sometido al libre albedrío. Cualquier psicólogo que reciba a un paciente que está sometido a los humores de un perverso, lo haría reflexionar sobre el porqué de ubicarse en esta situación de sufrimiento, ¿porque transformarse en el objeto de martirio de un sujeto que no se va a calmar nuca? …Ya que está en pleno goce.
Quizás cuando leíste eso pensas que el que tendría que ir a terapia es el perverso, pero eso casi nunca ocurre. Él está muy a gusto con si mismo ejerciendo el poder y el sometimiento, en esta paisaje no hay angustia alguna que lo conduzca a un tratamiento. ¿Por qué ir?
Las instituciones, los gobiernos y los estados son representaciones del inconsciente de su pueblo. Aunque no nos guste y nos parezca absurdo, hay una frase que tiene algo de verdad, los pueblos se parecen a sus gobiernos. Puesto que nosotros convivimos con sus síntomas. Por otro lado sin ser apocalíptico, es fácil reconocer en la historia la dominación y control. Situación que con el transcurso de la evolución humana fue amenguándose, aunque no desplaciendo totalmente.
No faltaron, ni faltan en el mundo gobiernos se han trasformado en perversos. Gobiernos que someten a su pueblo y manipulan las leyes para su antojo lejos del bien común. Gobiernos que fantasean el control de los ciudadanos a través de los medios de comunicación. Vale aclarar que los rasgos de control y dominación se conservan en todos los gobiernos, por su puesto en diferentes tonos, en ocasiones, sutiles, en ocasiones altos y en otras imperceptibles.
Como estos escritos tienen la pretensión de pensar y luego pensar-se me pregunto
¿Cómo haces para convivir con los rasgos perversos de tu sociedad?