Nini


Sabemos que un paradigma es un conjunto de ideas, que se instala desde el inconsciente colectivo y resultan socialmente admitidas por el conjunto de la sociedad. Este acostumbramiento a las normas propias del paradigma del momento, de ninguna manera implica que el mismo sea ético o justo. Hoy por hoy, vemos como a muchos de nuestros conocidos les produce cierto desinterés algunas barbaries admitidas socialmente, barbaries que viene acompañado con la frase “la cosa es así” que se le va a hacer”. Pero si bien el desinterés es un mecanismo de defensa que el yo utiliza ante la angustia de un mundo exterior, mundo exterior que se le viene encima, violencia, agresiones en el tránsito, inflación, desigualdad, desamparo y otras yerbas, el desinterés instalado en el ser, tiene su precio y resulta bastante costoso. 
El sujeto sufre un vacío de contenido donde sus paciones solo son un eco. El mantenerse al margen siempre es una manera de desintegrar el deseo, el sujeto se inscribe como tal arrojándose a su propia historia, lanzándose a sus amores, batallando en contra de sus odios, y no necesariamente se debe eliminar al otro en estos arrojos pasionales, ya que sin otro, el yo es solo carne, sangre y huesos.
La palabra del otro es diferente y no debe ser temida es la que nos permite buscar nuevas utopías más justas. 
Pero volviendo a la noción de paradigma, en la actualidad pareciera que el principio del placer extiende su reinado sin detenerse ante las debilidades de nadie.
Se trata de gozar, gozar de la vida de manera instantánea a corto plazo y sin miramientos, con el menor esfuerzo posible, rayando el egoísmo y el hedonismo, como si no importara, ni dejara huellas en el ser, los avasallamientos sobre la privacidad, la economía o las ideas de los demás.
Se dice “ya fue” pero nunca fue, nunca. Todos los actos y las omisiones quedan como recuerdo en nuestro interior y construyen el yo que se formará en un futuro próximo de manera positiva o negativa.
Entonces:
¿Qué pasa con los jóvenes que mamaron este paradigma individualista y consumista?
Desde este lugar quizás podamos empezar a pensar los padecimientos de los jóvenes Nini
-Ni estudio, ni trabajo para poder gozar, para extender la adolescencia por tres décadas, congelando el calendario que me recuerda mis inhibiciones. Ni estudio, ni trabajo para para no quedar inscripto en una sociedad llena de obligaciones.
-Soy una sombra llena de tiempo libre, fuera la de la cultura del trabajo. Mis padres son los cómplices de mi torpeza y los que injustamente me dejaron como herencia esta dura realidad. 

Vendrá instantáneamente: 
¿El saber? ¿El buen pasar? ¿La jerarquía? ¿La construcción de un nombre?
Hacer nada es temer, es fundamentalmente una efectiva forma de des- erotizase ante el otro. Es dejar de despertar el deseo en nadie ya que el sujeto no muestra interés por nada. 
Los jóvenes Nini son la huellas de lo que podrían haber sido, son meras promesas incumplidas. Son aquellos que pretendieron congelar el tiempo de manera fallida para no apropiarse de su momento histórico.
Ya no hay lugar para reproches, ya no hay lugar para más víctimas pasivas del sistema, el mundo es suyo ¿Cuánto más van a esperar para tomarlo?

¿Que pensas de los Nini?