La extinción
Científicos y pensadores han anticipado los horrores apocalípticos de una pandemia global. Dónde la gravedad de los acontecimientos acerca a la humanidad a su extinción. Las causas generalmente son la falta de previsión, debido a la imposibilidad social de proyectarse al futuro. Otro componente imprescindible es el abuso de los recursos naturales y una perversa utilización de la tecnología de punta.
El malicioso virus se replica de sujeto a sujeto y se extiende sin respetar clero, sexo, ni raza alguna. Como cualquier virus tiene un necesario tiempo de incubación, agregaría un tiempo de destrucción silenciosa y posteriormente se desata un síndrome (un conjunto de síntomas que se instalan y castigan). Quizás esta pandemia, a la que me refiero, sea la más silenciosa y la más peligrosa, ya que la medicina no tiene incumbencia sobre ella. El medicamento para lograr su cura tiene una acción tan lenta que desalienta al paciente, pero sin tratamiento ni cura, solo queda la extinción.
Vemos como la pos- modernidad está caracterizada por la necesidad permanente del sujeto a conseguir un placer instantáneo y eficaz.
El principio de placer arrasa con los deberes del ciudadano, arrasa con la solidaridad y con los vínculos duraderos. La trascendencia no tiene la fuerza de otrora, vivir es disfrutar, los grupos se debilitan en sus vínculos. Ya casi nadie estaría dispuesto a morir por su patria o a limitar sus consumos por el bien de la humanidad.
El principio de placer se impone sobre el principio de realidad, la virtualidad seduce al sujeto y lo incorpora a un mundo narcisista, donde el tiempo y el espacio son más amables con el usuario que en el mundo exterior.
El ego se pierde entre la virtualidad extiende sus límites, trasciende fronteras, mata a distancia a través de drones al igual que en un video game.
La individualidad y el ostracismo toman protagonismo, un sujeto y su pantalla, lejos del otro semejante.
Millones de sujetos significan la tecnología de la peor manera, la alienación se hace presente.
La tecnología queda desvirtuada, ya no está al servicio del bien común, es un elemento masturvatorio que alimenta un ego solitario.
Los avances tecnológicos son imparables y se propagan en todos los aspectos de la vida cotidiana. Los estados, los gobiernos, las corporaciones, pierden el control exclusivo sobre ella. A medida que pasa el tiempo se producen más fisuras y más personas logran más acceso a la tecnología de avanzada, el uso de los nuevos descubrimientos dependerá de los sujetos que lo controlen y su ética ante el mundo. Ese uso oscilará entre el bien común o a la fabricación de armar.
Este escrito está lejos de indicar que se debe restringir o limitar el avance de la tecnología en la vida de la humanidad, el espíritu de progreso jamás debe ser detenido y la sociedad debería ser lo suficiente mente madura para no necesitar de un amo que la controle obsesivamente.
También está muy lejos de acusar al sujeto de banal, por querer disfrutar de la vida. El principio de placer junto con el principio de realidad es lo fundamental de la vida psíquica del sujeto, pero el sujeto se empobrece junto a asimismo, su riqueza proviene del contacto con el otro y de allí viene su humidad y su obra. La única forma de realizar su deseo es junto al otro y necesariamente no hace falta coaccionarlo para ello.
Las tendencias individualista que se afianzan en la cultura, se transformaron en la preocupación de en este escrito, en él donde se usó la idea de pandemia para indicar lo virulento que puede ser el ego intentando manipular tecnología. Una manipulación que procura de satisfacer al yo, sometiendo al otro o abusando de él.
Una pandemia individualista, donde cada uno solo piense en sí mismo y su presente, cuestión que solo pueden llevar a una barbarie generalizada, a una violencia que se aparte de todos los derechos colectivos adquiridos a través de la historia, una negación de las leyes fundamentales de la sociedad. Por ente el crecimiento científico tecnológico y su natural circulación deberá ser acompañado y custodiado por un crecimiento ético de la población en general. Este crecimiento es la cura de La pandemia y se logra entre otras cosas con una revolución muy seria a nivel global de la educación.
La revolución educativa lleva como beneficio que el sujeto educado tiene más compromiso con su futuro y con el del otro.
Entonces sin educación solo hay en el futuro… extinción